¡Cuantas veces esta maldita division de mi conciencia ha sido la culpable de hechos atroces! Mientras una parte me lleva a tomar una hermosa actitud, la otra denuncia el fraude, al hipocresia y la falsa generosidad; mientras una me lleva a insultar un ser humano, la otra se conduele de él y me acusa a mi mismo de lo que denunció en los otros; mientras una me hace ver la belleza del mundo, la otra me señala su fealdad y la ridiculez de todo sentimiento de felicidad.
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